San Telmo y la cartuchera fácil


A la información sobre una nueva muerte de un joven, Ariel Domínguez, a manos de un policía de la Federal, en San Telmo, el miércoles pasado por la tarde, se incorporaron las versiones sobre lo sucedido, versiones que deberán ser confirmadas por la Justicia. Entre esas versiones hay una que me llama la atención: la versión policial que es la que promueve la propia defensa del policía: se cayó el arma de la cartuchera y se disparó, dando a dar trágicamente en la cabeza del joven. Llama la atención la curiosa repetición de explicaciones semejantes en los últimos casos de violencia policial, sea esta casual como lo pretende mostrar la versión policial, sea ésta intencional.

El absurdo es posible. La historia está plagada de situaciones absurdas. Pero su repetición ya no es absurda sino una marca de inoperancia o conveniencia. Después del asesinato de Bonefoi en Bariloche, igual que después del incendio de la unidad 28 de Magdalena, no se puede tolerar que un funcionario policial ni otro penitenciario puedan argumentar que una pistola mata a alguien porque se cae de la cartuchera o 40 presos mueren asfixiados por el incendio de colchones inflamables. Es responsabilidad de los funcionarios políticos resolver estos supuestos absurdos (insisto, no creo que lo sean), antes de que el absurdo desborde sus funciones.

Como periodista, responsable del derecho de la sociedad a estar informada, no tuve otro modo de describir, literalmente, lo que esa versión policial intenta explicar. Si está instalada la idea del gatillo fácil (limitada desde mi punto de vista) y es aceptada periodísticamente como una descripción de la realidad, fuertemente interpretada, ¿por qué debería describir lo que interpreto como un absurdo sin señalarlo? ¿Acaso no estaría tergiversando mi real observación al lector, acaso no lo estaría desinformando? Por ese motivo, decidí ya en el caso Bonefoi, y ahora lo repito, acuñar el término de Cartuchera Fácil para explicar en profundo la versión policial y su repetición.

EL ARMA UTILIZADA POR EL CABO MENDOZA ES UNA BERSA THUNDER QUE NO PUEDE DISPARARSE SI SE GOLPEA

Se cae la versión de la cartuchera fácil

Un informe del Ministerio de Seguridad aclaró el modelo de pistola utilizado por el policía que mató a Ariel Domínguez. La ministra Garré ofreció todo lo necesario para apoyar la investigación judicial. La familia rechaza la versión policial.

Por Horacio Cecchi

Mientras la familia de Ariel Domínguez velaba anoche su cuerpo en una cochería de Wilde, los expertos de Gendarmería avanzaban sobre los peritajes del arma que portaba el cabo de la Federal, de la que salió disparado el proyectil que provocó la muerte del joven. Tres versiones circulaban ayer, cada cual con su consistencia: la que apunta hacia el dolo, lo que indica intencionalidad en el disparo, es decir, que el cabo de apellido Mendoza gatilló el arma voluntariamente; la que sostiene la versión accidental, es decir, que en un tropezón involuntariamente jaló el gatillo con los seguros quitados, y la versión policial, que asegura que el arma cayó de la mano del cabo y al impactar en el piso golpeó el percutor y disparó. Las tres son investigadas por la jueza de Instrucción María Gabriela Lanz, quien aguarda los resultados de los peritajes para tomar declaración al cabo detenido en Gendarmería. Un dato, provisto por el Ministerio de Seguridad de la Nación, prácticamente cerró la puerta a la versión de la caída: el arma que utilizaba Mendoza es una “pistola Bersa Thunder reglamentaria provista por la Policía Federal”. Ese tipo de arma, según la propia empresa fabricante, tiene un doble sistema de seguro que impide que el arma se dispare por una caída. “Queremos transmitirle a la familia –afirmó la ministra de Seguridad, Nilda Garré– la seguridad de que estamos absolutamente decididos a colaborar con la investigación y que las responsabilidades de los involucrados van a ser severamente sancionadas”.

En la casa de velatorios Núñez de la avenida Mitre 6620, de Wilde, dolor y consternación se sumaron a las afirmaciones de Leonardo, hermano de Ariel, que rechazan la versión policial. “Demostraron que el arma no se dispara al caer, las hipótesis son que disparó con el dedo en el gatillo o que disparó confundiéndolo. De un modo u otro, el cabo tiene que pagar por homicidio, porque es homicidio.”

Muchos jóvenes se acercaban anoche hasta la casa mortuoria para acompañar a los familiares de Ariel, mientras solicitaban a la prensa que se transmitiera la necesidad de convocar a la mayor cantidad de testigos. La muerte de Ariel se produjo unos diez minutos después de las cuatro de la tarde, cuando cruzaba Paseo Colón y a pocos metros de Humberto 1º, un horario muy transitado.

La jueza Lanz, que ordenó el apartamiento de la Federal de las investigaciones, y encargó a la Gendarmería los peritajes, recibió durante la tarde el informe ministerial que indicaba el tipo de arma utilizada por el cabo: una Bersa Thunder, provista por la Federal. La versión policial que se ofrecía el miércoles, en el escenario del crimen, a cuanto vecino o cronista pasara por el lugar afirmaba que el cabo “salió a la carrera desde el inmueble (Registro Nacional de las Personas, Humberto 1º al 200) que custodiaba cumpliendo adicionales para apoyar a dos efectivos de la comisaría 14ª que perseguían a dos ladrones. No sacó el arma. El arma se salió de la cartuchera, cayó de culata y disparó un tiro que, desgraciadamente, dio en el muchacho”.

Al comunicado ministerial que desacomodó la versión policial se sumó una cantidad de testimonios de vecinos que circulaban entre el miércoles y ayer que señalaban que no existió tal persecución de asaltantes, sino que un grupo de unos veinte adolescentes festejaba ruidosamente el Día del Amigo. También testimonios aportados a diferentes radios por vecinos agregaban que no eran dos los policías que intervinieron en la supuesta persecución sino varios patrulleros.

También se mencionó que el arma contaba con dos golpes en el martillo y en el alza de la mira, pero los peritos de Gendarmería rechazaron la idea de que esas marcas correspondieran con golpes que pudieran haber disparado la pistola.

“No cualquiera puede tener arma: implica responsabilidades, las que el cabo no tuvo. Que se le aplique toda la ley –reclamó Leonardo Domínguez–. La Justicia deberá determinar si se disparó intencionalmente o accidentalmente, ante el caso de que hayan confundido a mi hermano con alguna de las personas que estaban persiguiendo. Que los policías entiendan que las armas no son juguetes.” E insistía: “Nosotros rechazamos rotundamente que el arma se haya disparado al caer al suelo”.

La jueza Lanz aguarda para indagar al policía, recibir los resultados de los peritajes ordenados a Gendarmería. Los estudios son claves para determinar cómo es que se disparó el arma, además de los planimétricos, que analizan la trayectoria del proyectil y si coincide con la dirección en que impactó en la cabeza del joven.

La ministra Nilda Garré prometió poner a disposición de la jueza todo lo que fuera necesario y dispuso que simultáneamente Asuntos Internos investigara las actuaciones del cabo y si era proclive a situaciones de violencia.

En: Página/12

3 comentarios

  1. Hola Horacio, caratular el echo como «cartuchera facil» para asi remitirce a este tipo de situaciones donde en forma voluntaria o involuntaria las fuerzas de seguridad asesinan a chicos me parece que es correr el eje a un punto donde no afecta lo profundo del problema, ya que las fuerzas de seguridad formadas en la democracia, tienen su formacion profunda en los altos mandos que si estaban comprometidos ideoligicamente con la dictadura, estan comprometidos por su tradicion cultural (policial) y familiar tambien, ya que podes ver familias donde ser policia es parte de la cosmovision familiar. Desde mi punto de vista entonces el problema es por un lado el «rol» que se le asigna a la policia de perseguir «culpables» que es lo que se espera de ellos y por el otro esta dada por la formacion profesional – familiar.- Te saludo cordialmente. Hernan

    • Hernán, totalmente de acuerdo con tu análisis. Si me permitís un comentario, al llamar cartuchera fácil a casos semejantes no intento correr el eje de lo profundo, sino mas bien abrir camino a esa discusión. Estamos planteando lo mismo pero en planos diferentes. Vos lo estás planteando como búsqueda de soluciones políticas y estoy de acuerdo.
      Mi planteo es hacia el discurso de los medios: mientras el periodismo tome versiones como la de la cartuchera como ciertas sin un ápice de crítica, los medios se mantendrán como repetidores de gacetillas policiales. En ese punto, con las empresas periodísticas a favor del discurso punitivo y los periodistas no formados para interpretar la realidad, será muy difícil sino imposible a ningún político con buenas intenciones reformar nada.
      Un abrazo
      Horacio

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